El ex presidente Jordi Pujol ha confesado esta semana mediante un comunicado que su familia ha mantenido, fuera de España y sin declarar, una herencia millonaria. ¿La confesión de Jordi Pujol dinamitará Convergència? Y más lejos todavía: ¿dinamitará, o al menos debilitará, el proceso soberanista?
La prensa catalana, tan conmocionada como la ciudadanía y la clase política, y algunos comentaristas de bandera no se ponían ayer de acuerdo. La mayoría pasaban de puntillas sobre ese aspecto. En El Periódico incluso aventuraban que lo sucedido puede favorecer a CDC, porque permitirá que lo nuevo sustituya a lo viejo. El tiempo lo dirá.
Lo que parece más previsible es que los sectores moderados de CDC, aquellos que habían abrazado a última hora el independentismo porque el viejo patriarca lo bendecía, se sientan desmoralizados, y que ERC sea el partido que se beneficie, aún más, de una hipotética desintegración de CiU. Pero no olvidemos que los casos de corrupción no siempre han perjudicado electoralmente al corrupto, al menos no de forma sustancial. Ahí tenemos el caso del País Valencià y las corruptelas del PP local.
A destacar el estruendoso silencio de la ANC y la muy tímida y discreta reacción de ERC, por no hablar del no menos estruendoso silencio de los columnistas de cabecera: Pilar Rahola nos hablaba ayer desde La Vanguardia de la extinción de las abejas, Bru de Sala hacía mutis por el foro en El Periódico, lo mismo Marçal Sintes (¿estarán de vacaciones?) pero Francesc Marc Álvaro, columnista de La Vanguardia, colgaba en la red un capítulo de su libro del 2003 Ara sí que toca! Jordi Pujol, el pujolisme i els sucessors, en el que ya se refería a las difíciles relaciones del expresident con sus hijos y al papel de su esposa, Marta Ferrusola, como animadora y protectora de las actividades empresariales de su prole.
Muy interesante el capítulo del libro de Raimon Obiols El mínim que es pot dir, en el que recuerda el proceso de Banca Catalana y como los socialistas fueron vilipendiados y escarnecidos por la querella presentada por los fiscales Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena. Raimon Obiols: Sobre Pujol i Banca Catalana.
Entre quienes piensan que el escándalo afectará, y mucho, al proceso soberanista, destaca el artículo de José Antonio Zarzalejos en El Confidencial. LA CONFESIÓN DE PUJOL DINAMITA CDC Y DEBILITA EL PROCESO INDEPENDENTISTA: “Lo más grave para CDC, Mas y el proceso secesionista es que Jordi Pujol representaba el compendio de valores “del país”, los que justificaban históricamente la decisión de cambiar el rumbo después de un cuarto de siglo de colaboración del pujolismo con los sucesivos Gobiernos de España y también el crisol de las reivindicaciones catalanistas al Estado, entre ellas el “expolio fiscal” (“España nos roba”), el clientelismo de determinadas regiones del sur (Andalucía y Extremadura) y el enorme esfuerzo fiscal de los catalanes frente al de ciudadanos de otras comunidades. Todos estos argumentos pierden fuerza -la que pudieran tener- cuando el que los ha elaborado se confiesa un defraudador a la Hacienda Pública durante más de tres décadas”.
José Antonio Sorolla, en Zoom News , no se atreve a pronosticar si el escándalo debilitará mucho o poco al soberanismo, sin negar la gravedad de lo sucedido.
En JORDI PUJOL ALCANZA EL PARAÍSO… FISCAL explica: “La gravedad del caso no reside en las cantidades, sino en el hecho mismo de que, durante más de tres décadas, el hombre que presidió la Generalitat 23 años ocultó dinero a Hacienda mientras daba lecciones morales a los ciudadanos sobre sus deberes cívicos y se quejaba del maltrato de los gobiernos centrales a la institución que presidía”. Y termina así: “La confesión de Pujol ha conmocionado a Cataluña. Sus repercusiones en la situación política son aún imprevisibles. La primera debería ser que los medios nacionalistas se tentaran la ropa antes de achacar cualquier irregularidad revelada a presuntos ataques contra Cataluña. Cuando todo se desmorona, la verdad, como se acaba de demostrar, a veces es más prosaica y más dolorosa”.
En La Vanguardia, su director, Marius Carol, camina sobre las aguas: “El católico Pujol, más que liberar de responsabilidad a su familia, pues Hacienda no hila tan fino, lo que ha pretendido es liberarse de una carga que le perseguía. El pasado, como la sombra, nos acompaña siempre”, escribe.
Enric Hernàndez, director de El Periódico de Catalunya, se muestra algo más duro: “Demasiadas sombras se ciernen sobre el patriarca de Catalunya, cuyo inmenso legado político queda irremediablemente empañado. Asombra que, sabiendo el secreto que ocultaba, se rasgara las vestiduras al ser acusado de tener cuentas en paraísos fiscales. Y aún sorprende más que Mas, en vez de limpiar su patio trasero, tache de «tema personal» lo que entonces eran ataques a Catalunya. Tras tan terrible confesión, ya no vale apelar al procés para que los necios miren al dedo y no a la luna”.
En El País, Francesc Valls, escribe con razón: “Desde la restauración de la autonomía, la sombra de la sospecha ha planeado sobre, al menos, cinco de los siete hijos de Jordi Pujol. En más de una ocasión, durante sus 23 años de presidencia, el líder histórico de CDC ha afirmado sentirse escrutado en exceso. No le falta razón, aunque nunca haya despejado precisamente dudas al orientar su acción política a la protección de su familia. CiU, en la última legislatura de Pujol como presidente, llegó a paralizar hasta seis comisiones parlamentarias sobre financiación irregular y nepotismo. El mismo Pujol ha convertido cualquier atisbo de crítica a los negocios de los hijos en “ataques a Cataluña” y “daño al país”. Tal vez, como recientemente dijo el consejero Francesc Homs en referencia a la Familia Real de lo que se ha tratado también en Cataluña es de “mantener el negocio familiar”.
También se muestra muy duro con el legado de Pujol, Àlex Sàlmon, en El Mundo. “El que fuera president Jordi Pujol siempre temió acabar así. Era su obsesión. En los últimos 15 meses lo repitieron muchas más personas que dedos tenemos en las manos. Allegados, familiares que en algún que otro momento tuvieron mucha relación, contrarios políticos. Su obsesión era no pasar a la Historia como Helmut Kohl. Recordemos que el canciller alemán abandonó su cargo en 1998. Un año después se vio afectado por el escándalo de financiación de su partido al descubrirse que la CDU recibió fondos irregulares durante la época en que Kohl era su máximo responsable. Aquel mismo 1999 fue el de la victoria de CiU ante un PSC de Maragall que le superó en votos, pero no en diputados. Fue su última legislatura como president. Él sabía, conocía dónde tenía dinero y también su familia”.
Muy dolido se muestra en su blog Lluís Foix. En LA CONFESSIÓ DE PUJOL HA ABATUT UN PAÍS señala: “Lo que yo digo es que se apliquen las leyes, que responda, si es necesario, delante de las autoridades tributarias o judiciales y que se sepa que hemos tenido un presidente que ha mentido durante años y que los valores que predicaba, y que a mí me los recordaba a menudo, eran fariseos. Lo que pedirá la sociedad catalana es que se sepa todo y que Jordi Pujol explique lo que esconde una carta escrita sabiendo que la justicia se le echaba encima para que diera cuentas de unas irregularidades que se habían detectado desde hacía unos meses. Qué final más triste. El rey iba desnudo».