General
El anuncio de la pregunta y la fecha del intento de referéndum por parte del bloque soberanista catalán ha introducido un elemento más de tensión política en un escenario ya de por sí complicado por la irreductible cerrazón de las partes en conflicto. En este sentido, la votación del próximo día 16 en la cámara catalana tiene mucho de fuga hacia delante y debe leerse más en clave de política interna catalana que como contribución constructiva al debate territorial. Fiel a nuestro talante federalista, reflexivo y dialogante, en Federalistes d’Esquerres vemos con preocupación el aumento de la crispación política y denunciamos que tanto el radicalismo nacionalista como la inmovilidad del gobierno de España amenazan el espíritu de concordia y consenso con el que se debería afrontar una reforma constitucional que no admite más dilación.
No es este el lugar para polemizar sobre la adecuación de la consulta o sobre las circunstancias de su celebración, aunque reiteramos la convicción de que toda ruptura unilateral de la legalidad de nuestro Estado de Derecho es tan indeseable como políticamente censurable desde un punto de vista democrático. Nuestra posición al respecto es clara: Federalistes d’Esquerres cree que la consulta que necesita la ciudadanía es aquella que sirva para ratificar una reforma constitucional que, entre otras cosas, estructure España como un Estado federal y reconozca la libre voluntad de sus pueblos para formar parte de él. Sólo en el caso de que, en dicho referéndum, los votantes catalanes se manifestaran mayoritaria y claramente en contra, debería abrirse excepcionalmente un proceso de consulta para una posible secesión.
Lamentamos el nuevo reto del Govern presidido por Artur Mas, que solo conseguirá agravar el conflicto, generando más confrontación, ruptura social y mayor degradación -si cabe- de la imagen de Catalunya y de España en el entorno internacional y, especialmente, en el europeo. Peor aún, desde Federalistes d’Esquerres pensamos que el repunte soberanista no supone una mejora de nuestro horizonte económico sino que muestra una grave dejación por parte de nuestros gobernantes respecto a sus obligaciones como responsables de un estado de bienestar cada vez más deteriorado como consecuencia de sus políticas.
Hacemos un llamamiento a las fuerzas sociales y a los partidos y sectores de izquierdas que respaldan la consulta en los términos en los que ha sido planteada, para que reflexionen sobre la conveniencia de seguir prestando apoyo a unas reivindicaciones que lo único que conseguirán es agravar la confrontación y que no aportarán beneficio alguno a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Hacemos también un llamamiento al Gobierno español para que acepte la necesidad de abrir un proceso encaminado a la reforma de la Constitución del 78, cuyas potencialidades de futuro no deben ser cercenadas por visiones restrictivas y dogmáticas,así como a los partidos políticos catalanes y españoles para que apoyen dicha iniciativa. Una reforma que, a nuestro juicio, ha de tener un carácter federal y que, además, contribuya a la necesaria regeneración democrática de nuestra sociedad. El federalismo no es privativo de ninguna ideología o familia política; es una creencia transversal en los valores de la convivencia entre comunidades de diferente procedencia geográfica y cultural, de la equidad entre los ciudadanos y entre los territorios, y de la simplificación de la administración a través de una clarificación de las competencias. La propuesta federal es una propuesta racional y razonable para mejorar la eficiencia del Estado, evitar duplicidades onerosas, reconocer las singularidades de las nacionalidades históricas y superar la creciente insatisfacción con el modelo autonómico vigente; insatisfacción que, por otra parte, es compartida por amplias capas de la sociedad española y reconocida por fuerzas políticas de diferente procedencia ideológica.
Nuestra asociación quiere avanzar en la propuesta federal y promover un amplio consenso con el que dar un impulso a nuestra democracia en el horizonte de una Europa sin fronteras. Con ello no solo buscamos una oportunidad para pactar un modelo territorial más acorde con el siglo XXI sino también una oportunidad para ilusionar a los ciudadanos con un nuevo proyecto político solidario y compartido, y para acercar los partidos a las auténticas necesidades de la sociedad.