Por fin, según nos ha anunciado la autoridad competente, podremos salir de casa!
Ya lo han hecho los menores de catorce años acompañados por un adulto y pronto lo haremos el resto de los mortales.
Eso sí, escalonadamente y respetando las medidas aconsejadas para evitar la expansión del coronavirus. Ahora bien, no todos los gobiernos autonómicos comparten los términos y las maneras del desconfinamiento propuesto por el gobierno central.
Hay quienes piden que se les autorice aplicar sus propias reglas -como es el caso del vicario Torra-, en muchos casos diferentes a las aprobadas por la autoridad responsable, que no es otra que la asignada al Ministerio de Sanidad del gobierno de España.
¿Cómo debemos interpretar esta desconfianza? Dónde está la necesaria lealtad en estos momentos tan duros para solucionar juntos los problemas? ¿Lo que proponen unos es mejor que lo que proponen otros?
¿No es cierto que unos y otros actúan siguiendo las recomendaciones de científicos prestigiosos, expertos en enfermedades infecciosas? ¿En quién debemos confiar?
Son normales las discrepancias y los debates en la comunidad científica sobre cómo se debe tratar una pandemia que, aún hoy, nadie sabe con certeza cómo se produjo y cómo se propaga.
Tampoco se sabe cómo evolucionará y como se podrá combatir con eficacia lo antes posible, ya que no hay ninguna vacuna que nos haga invulnerables.
Ni siquiera se sabe si los que ya la han pasado están inmunizados de la condenada enfermedad.
Por eso es normal que los científicos trabajen y colaboren entre ellos para buscar la forma de combatirlo de la manera más eficaz posible. Mientras tanto, es lógico seguir el criterio mayoritario, aunque algunos lo cuestionen. Pero lo que debería ser lo normal, en España es diferente.

Cada gobierno autonómico tiene sus asesores y tiene sus medidas para solucionar el problema. Se imaginan que podría pasar si cada ayuntamiento el alcalde o la alcaldesa -esto sí, asesorado por expertos- decida aplicar lo que, según él, es el mejor para la población de su ciudad?
La esquizofrenia llega cuando se culpan unos a otros de los muertos y se llega a decir que esto es consecuencia de la coordinación y la cooperación que se ha intentado llevado a nivel de España, con la declaración del Estado de alarma, para evitar un desastre, ya que, según algunos, la situación estaría mejor si cada uno hubiera podido actuar según sus criterios. ¡Volvemos al sálvese quien pueda! Pero, no nos habían dicho que esta enfermedad no tiene fronteras, si bien cada estado debía asumir la responsabilidad de buscar y aplicar las medidas más adecuadas? Más tarde o más temprano saldremos de esta crisis sanitaria, aunque es posible que vuelva a aparecer más tarde. Ahora bien, me dice un buen amigo, lo que no está tan claro es cómo salir de la crisis social y económica que vendrá después. Hasta ahora, la mayoría de las crisis las hemos pagado los de siempre, las clases trabajadoras. Esto explica la existencia de las enormes desigualdades que hay entre la población a la mayoría de los países del mundo. Todo el mundo reconoce que uno de los problemas más graves que tiene el mundo actual es precisamente el abismo creciente y escandaloso entre los más ricos y los más pobres.
En España y en Cataluña la pobreza ha cronificado y afecta cada día a más personas. Son cientos de miles los hogares donde todos los miembros de la familia están en paro y no tienen ningún ingreso. Y la cifra aumentará.
Como consecuencia de esta crisis el desempleo crecerá y será mucha más la población que no tenga ni para comer. Esta crisis sanitaria también ha visibilizar la precariedad de un servicio público esencial como lo es la sanidad. Por eso, o trabajamos para construir un mundo mejor y conseguimos acabar con la enfermedad, la pobreza, el hambre … o continuamos actuando los unos contra los otros y, al final, todos perderemos? Se priorizan los servicios públicos y el bienestar de las personas o se sigue privatizando servicios básicos como se ha hecho en muchas comunidades autónomas gobernadas por la derecha más rancia y conservadora?

¿Cómo se puede vivir con dignidad si no se tienen cubiertas las necesidades básicas? Este es el reto que deben asumir los gobernantes en general y en España el gobierno de coalición formado por el PSOE y Unidas Podemos. También los que gobiernan en Cataluña. La salud y la vida son lo primero y no tienen fronteras. Otros problemas no son tan importantes. Se pueden aplazar.

Pedro Jesús Fernández

(Artículo original en catalán: https://federalistesdesquerres.org/2020/04/pedro-jesus-fernandez-lleialtat-i-confianca/)