Espacio Opinión

Teniendo en cuenta que este espacio promueve el debate, hago una reflexión inspirada en el escrito de Agustín Martí Estrada del 04/04/20. La hago siguiendo el hilo de la palabra fascista que el nacionalismo catalán (¿ultra?) atribuye a España y que durante los últimos años he escuchado con frecuencia. El otoño pasado el profesor de filosofía americano Jason Stanley vino a Barcelona a presentar su libro: Cómo funciona el fascismo, y fui a una de sus conferencias. En el coloquio cuestioné que se aplicara el término fascismo a fenómenos políticos actuales que tienen diferencias importantes con el fascismo original de Mussolini y Hitler.

Jason respondió de una manera que me pareció convincente. Él ha definido 10 criterios que comparten el fascismo “clásico” y los fascismos actuales. En el fascismo de hace un siglo hubo rasgos que, afortunadamente, ahora no están. O tal vez, todavía no están y por tanto conviene reconocer el fenómeno teniendo en cuenta su peligrosidad. Cabe decir que en este coloquio algunos asistentes quisieron justificar el fascismo del estado español. Pues bien, leyendo el escrito de Martí encuentro algunas coincidencias con los criterios de Stanley. La más obvia es el subtítulo del libro en inglés: “La política de nosotros y ellos” comparable a “Somos diferentes”. En cuanto a los criterios del libro, aquellos en los que encuentro coincidencias son: 1 La mitificación del pasado, 2 Propaganda y 6 Victimismo. Estamos ante un fascismo emergente, o ¿es la moda actual de los asesores del marketing político?

En el combativo discurso político actual me ha parecido ver que se tiende a acusar al adversario de los defectos propios. Esto me sirve de pista. Cuando la argumentación se degrada hasta este tipo de insultos, lo veo como un indicio para mejor comprender el talante del quien despotrica de esta manera. La abuela del Jason fue bastante lista como para huir a tiempo del régimen de Hitler. Sin embargo, muchos de los pobres judíos europeos no tuvieron tanta suerte ni tenían un manual. Nosotros sí que tenemos: manuales y experiencia, mejor que evitemos repetir la historia.

Pienso que tenemos una pandemia fascista que se extiende por el mundo desde hace unos cuantos años en forma de nacionalismos, más o menos ultras, y que ahora ha quedado escondida por la virulencia del coronavirus y el miedo a la crisis económica que vendrá después. Tenemos ejemplos grandes y relativamente cercanos como Trump, Bolsonaro, Brexit, y también los hay más pequeños y/o más lejanos. Algunos en Asia son incluso bastante violentos. Los 10 criterios de Stanley podrían servir de medida de la intensidad en cada país y de si está aumentando, aunque no sean más que una aproximación bienintencionada. Ojalá que la crisis del coronavirus resultara en una inyección de cordura que nos ayudara a superar la pandemia fascista, al menos el brote local. En caso contrario, tendremos que superar una pandemia tras otra.