La realidad es, sin embargo, tozuda y las complicadas negociaciones con la Unión Europea no solo han evidenciado las falsedades; también la inviabilidad de una independencia propia del siglo XIX doscientos años después. Los jóvenes británicos demostraron con su mayoritario rechazo al Brexit que conocían mejor que sus mayores cuál es el presente y el futuro de un mundo en el que se desdibujan las fronteras, se juega en grandes bloques y la economía, la política y la cultura llevan tiempo adaptadas a un ecosistema global.»
La quimera de británicos y catalanes (El País, 20 de febrero de 2019)