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“Europa está en peligro.

En todas partes aumentan las críticas, las afrentas, las deserciones.

Acabar con la construcción europea, reencontrar el “alma de las naciones”, reconectar con una “identidad perdida” que no existe, muchas veces, más que en la imaginación de los demagogos: ese es el programa común de las fuerzas populistas que están inundando el continente.

Atacada desde dentro por falsos profetas borrachos de resentimiento, que creen que su hora ha llegado, abandonada desde fuera por los dos grandes aliados —del otro lado del Canal de la Mancha y del otro lado del Atlántico— que, en el siglo XX, la salvaron en dos ocasiones del suicidio, presa de las maniobras cada vez menos disimuladas del señor del Kremlin, Europa, como idea, voluntad y representación, está desintegrándose ante nuestros ojos.”

La Casa Europea, en llamas (El País, 27 de enero de 2019)