«El problema del independentismo catalán no es la cerrazón del Gobierno de España, su gran problema es que ni la mitad de los catalanes quiere la independencia. Si el 60% de los votantes la apoyara, el independentismo tendría fuerza para exigir un referéndum y para que en Europa sus reivindicaciones fueran tenidas en cuenta; la falta de suficiente respaldo interno es su talón de Aquiles, y porque lo saben, los líderes independentistas procuran no hablar de ello (Junqueras, desde la cárcel, ha aludido a la necesidad de «ampliar la mayoría»- que nunca han tenido-, para ser inmediatamente reprobado por los suyos).»
El Govern no quiere la república (El Periódico, 8 de julio de 2018)