El federalismo puede fortalecer a la Unión Europea en áreas de competencia que provocan la insatisfacción de los votantes sensibles al populismo. Los populistas exigen que se rindan cuentas al pueblo, que se les devuelva el poder y que se dé respuesta a sus necesidades: estos son principios totalmente en línea con el federalismo (Le Taurillon, 29 de agosto de 2017)
(Traducción de Siscu Baiges) La decisión de los británicos de dejar la Unión Europea a raíz del referéndum de junio de 2016 y la posterior elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos fue, para aquellos que se sienten impotentes y olvidados, una forma de reclamar el poder. Los votos a las fuerzas populistas desafiaron incuestionablemente las estructuras políticas existentes tanto en Estados Unidos como en Europa.
La estructura federal de Estados Unidos ha sido diseñada para garantizar las libertades individuales incluso cuando aquellos en el poder no las respetan. Del mismo modo, el federalismo europeo fortalecería las potencias y contrapoderes que garantizan los derechos fundamentales de los ciudadanos. En Europa, el federalismo es también una solución viable para garantizar el control democrático exigido por los euroescépticos y los nacionalistas en Gran Bretaña y en otros lugares.
Por otra parte, el federalismo puede fortalecer a la Unión Europea en áreas de competencia que provocan la insatisfacción de los votantes sensibles al populismo. Las estructuras federales protegen a quienes no pueden hacerlo de la interferencia del gobierno. También pueden apoyar las necesidades de aquellos que se sienten impotentes, y así disminuir la atracción del nacionalismo.
El federalismo protege nuestros derechos fundamentales de los populistas anti-liberales
El Presidente Trump es considerado un líder intolerante y antidemocrático, lo cual sirve para recordar uno de los argumentos a favor del federalismo. El argumento de James Madison de que «la ambición es necesaria para contrarrestar la ambición» se refiere precisamente a este tipo de casos: en el federalismo, los diferentes niveles de gobernanza se equilibran entre sí para garantizar las libertades individuales y colectivas. Parar a los líderes autoritarios.
Hoy en día, en los Estados Unidos, la amenaza percibida a las libertades individuales emana del nivel central, que requiere la aplicación de las leyes estatales. Por el contrario, en el incipiente sistema federal europeo, algunos Estados miembros como Polonia o Hungría podrían amenazar elementos fundamentales de una democracia, como la libertad de prensa o la independencia del sistema judicial. Y en esta Europa, el nivel central ha luchado hasta ahora para proteger eficazmente a los ciudadanos contra estos delincuentes, lo que revela la necesidad de un fortalecimiento de los poderes de Bruselas.
En un sistema federal reforzado, el nivel central (en el contexto europeo, la Comisión) debería ejercer el poder coercitivo para poner fin a las violaciones de los principios fundamentales de la comunidad. La utilización del artículo 7 del Tratado de la Unión Europea (TUE), que constituye el marco jurídico «nuclear» actualmente en vigor en la UE, exige, por ejemplo, la unanimidad de los Estados miembros. Por lo tanto, son los propios Estados miembros quienes son los garantes de los valores fundamentales de la UE, y ningún nivel superior de gobernanza puede compensar su poder. Habría que tener la ambición de poder contrarrestar la ambición en Europa, por lo que sería necesaria una reforma de los tratados de acuerdo con los principios federalistas
Aquellos que se sienten frustrados e indefensos parecen tener una tendencia histórica a confiar el poder a aquellos que, a menudo en nombre del nacionalismo, terminan explotando sus libertades. En un momento en que grupos similares a Trump todavía luchan por ganar poder en Europa, el establecimiento de un sistema fiable de poderes y contrapoderes frente a tales desarrollos sigue siendo una perspectiva atractiva. La votación en favor de personalidades políticas anti-liberales que utilizan la retórica nacionalista puede entenderse como una llamada a pedir apoyo a aquellos para quienes el sistema existente no ha cumplido sus promesas. Sin embargo, es necesario asegurarse de que una situación resultante de este tipo de votación no se vuelva aún más dramática contra los votantes.
Aquellos países que amenazan derechos y libertades políticas no pueden tener poder. En la medida en que, en algunos casos, las estructuras constitucionales nacionales han resultado inadecuadas, el federalismo es un camino a explorar para garantizar la libertad de los pueblos y, por lo tanto, su poder en la sociedad.
El federalismo puede responder a las expectativas de los nacionalistas
Por otra parte, es esencial hacer frente a las deficiencias del sistema actual que empujan a la gente desesperada a apoyar a los populistas. En el período previo al referéndum sobre la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea, se puso de manifiesto que el déficit democrático a nivel europeo era motivo de preocupación. La expresión «burócratas no elegidos de Bruselas» se ha hecho habitual en el lenguaje corriente debido a los activistas pro-Brexit.
La ira de los pro-Brexit contra este déficit democrático es legítima. Sin embargo, corresponde a los federalistas hacer campaña para garantizar la legitimidad democrática del poder ejecutivo a nivel europeo. Para garantizar un control democrático eficaz de la Comisión, sería necesario un sistema presidencial, o quizás mejor, un sistema parlamentario. El establecimiento de un verdadero sistema parlamentario a nivel europeo constituiría una reforma explícitamente federalista, y se ha dado un paso en esta dirección con el sistema Spitzenkandidaten, apoyado sobre todo por los pro-europeos.
El fracaso de la Unión Europea en controlar la inmigración es otro ejemplo de fracaso de los populistas nacionalistas. Una vez más, como dijeron repetidamente los pro-europeos, una política de asilo e inmigración más centralizada resolvería algunos de los problemas más apremiantes. La asignación de más competencias a nivel central podría interpretarse como integración «sui generis», pero una política centralizada de asilo también estaría en línea con el federalismo. Una política decididamente federalista permitiría poner fin a esta nivelación por debajo de las decisiones adoptadas por algunos Estados europeos que desean reorientar la inmigración hacia otros lugares. Por otro lado, los populistas tienden a acusar a los solicitantes de asilo de querer ir a los países más generosos; esta política también frenaría este fenómeno. Al final, las políticas a nivel federal producirían el orden y la calma de los que se quejan de los «flujos de migrantes incontrolables».
Una tercera preocupación aparente que los nacionalistas populistas han logrado explotar: el terrorismo. Muchos quieren hacer creer a la gente que el cierre de las fronteras y la discriminación de las minorías serían la única alternativa al inmovilismo y al reinado del terror. Sin embargo, la integración europea siguiendo un modelo federal es, una vez más, una alternativa atractiva. Se podría esperar de un Estado federal que tuviera una agencia federal centralizada con poderes ejecutivos y una base de datos centralizada de inteligencia; pero la Unión Europea todavía no los tiene, a pesar de la libertad de circulación en el espacio Schengen. Si a este respecto Europa se asemejase más a una federación, podría volverse más segura.
Constatamos que las soluciones federalistas darían respuestas constructivas a algunas de las preocupaciones más apremiantes expresadas por los nacionalistas y los populistas en Europa. Bien explicado, el federalismo europeo es sinónimo de democracia. Llámenlo como quieran, la integración en una federación europea también puede conducir a una inmigración más ordenada y a una mejor seguridad ante el crimen y el terrorismo. Los votantes de los partidos populistas nos dicen que Europa hoy no es democrática y carece de orden y seguridad. Pero es precisamente en los campos propuestos por estos partidos que Europa sigue siendo hoy un grupo de Estados-nación. Con una Europa federal, podría ser muy diferente.
Para concluir
El mantenimiento de las competencias formales a nivel nacional conlleva el riesgo de debilitar el poder real de las instituciones democráticas, ya que la naturaleza internacional de diversos problemas obliga a algunos estados a aliarse de alguna manera con otros estados miembros para ampliar su gama de opciones políticas. Mientras que en este contexto los estados retienen el poder de decisión formal, los acuerdos intergubernamentales con legitimidad democrática limitada son lamentablemente la opción por defecto. La solución reside en las instituciones políticas internacionales, como se ha entendido en la Unión Europea, a pesar de un persistente déficit democrático con respecto al ejecutivo.
La cooperación en Europa está suficientemente extendida como para que sea política, no meramente burocrática, y los ejemplos anteriores ilustran la necesidad de una integración mayor y más política. La responsabilidad y la democracia son los corolarios de la política en el sistema de valores que compartimos. Estos son los principales dispositivos para garantizar que el poder permanece en manos de los ciudadanos. Para dar respuestas satisfactorias a aquellos que se sienten impotentes en sus aspiraciones, necesitamos a Europa. Y no cualquier Europa, sino específicamente una Europa federal.
Los populistas exigen que se rindan cuentas al pueblo, que se les devuelva el poder y que se dé respuesta a sus necesidades. Estos son principios respetables, totalmente en línea con el federalismo. El federalismo puede proteger la libertad (un requisito esencial del poder) del lado oscuro y anti-liberal del populismo. Un modelo federalista parlamentario garantizaría, a nivel europeo, un mejor control democrático por parte del pueblo. Profundizando la integración de las estrategias y modelos institucionales de las federaciones existentes, Europa puede responder a las necesidades de la población en los ámbitos del orden y la seguridad.
Hasta ahora, la Europa de las naciones y el intergubernamentalismo han presentado un balance en términos de libertad, control democrático, orden y seguridad, que muchos consideran insatisfactorio. El federalismo es una alternativa creíble. De hecho, los principios más nobles del populismo pueden ser más coherentes con el federalismo de lo que admitirían la mayoría de los líderes nacionalistas.
LE FÉDÉRALISME : UNE ALTERNATIVE AUX POPULISTES. Le Taurillon29 de agosto de 2017
Traducción al castellano de Siscu Baiges
Este ensayo fue sometido inicialmente al concurso de ensayos Antonio Saggio. El tema del concurso fue «Nacionalismo y federalismo en la era de Trump y del Brexit: el federalismo, una alternativa a las fuerzas populistas«.