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Del llamado «documento de los 280 académicos” merece la pena detenerse en la denuncia de la emigración obrera de los años cincuenta y sesenta como “instrumentos del franquismo para la colonización lingüística”. Por más que se diga, como señoritos equilibrados, que fue “involuntario”, constituye la ofensa y la calumnia más desaforada de unos académicos paniaguados del poder. ¿Hay alguno que dijera algo de la mafia pujoliana, no digamos del desfalco del Palau? O sea que la clase obrera que contribuyó de manera decisiva a la riqueza de Cataluña, explotada, mal pagada, en condiciones infrahumanas durante más de una década, resulta ahora el agente definitivo del franquismo contra Cataluña y su lengua. ¿No hay nadie que lo haya vivido y que desenmascare esta tropelía de reaccionarios?. «El neofascismo lingüístico» (La Vanguardia, 9 de abril de 2016)