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Polonia está ahora en manos de un partido bien estructurado e implantado en el país y muy hábil a la hora de jugar la carta patriótica con tintes incluso conspirativos. Desde su perspectiva, el país estaría rodeado de enemigos diversos, entre los que sobresaldría nada menos que el antiguo comunismo, supuestamente infiltrado en las élites. Como partido ultracatólico que es, el PiS es un partido homófobo y antifeminista, de ahí que los derechos de los homosexuales sean mínimos y el derecho al aborto, por ejemplo, cada vez más difícil. Es muy preocupante que Hungría y Polonia- pioneros aventajados en sus respectivos  procesos de transición- estén hoy dirigidos por gobiernos políticamente antiliberales. “La inquietante involución reaccionaria de Polonia” (Agenda Pública, 8 de febrero de 2016)