Si hacemos un análisis restrospectivo, nuestra asociación, Federalistas de Izquierdas (FED) fue fundada en 2013 en plena efervescencia del proceso independentista, en el contexto de una crisis económica mundial y un entorno de gobiernos proclives a los recortes de todo tipo, para superarla. El gobierno de CIU, iniciador de estos recortes en Catalunya dio un salto al vacío para desviar la atención, creando un enemigo externo y la promesa de que la independencia estaba cerca y era posible en 18 meses, de forma pacífica. La promesa, vacía de contenido, se presentaba como la solución a todos nuestros problemas.
La utopía animó a mucha gente y produjo movilizaciones masivas, consiguiendo el mantenimiento de una tensión creciente, hasta llegar en octubre de 2017 a lo que parecía la materialización de esta tan deseada independencia. En las postrimerías dio lugar a un incipiente movimiento de violencia que no llegó a consolidarse. Después de tantas expectativas y angustia, el proceso hacia la independencia se había desvanecido como un espejismo en medio del desierto.
El final de todo nos había dejado a una ciudadanía dividida, dejando claro que el deseo de independencia se concentraba sobre todo en clases medias y altas catalano hablantes y que el catalanismo inclusivo y cohesionador de la sociedad catalana se había esfumado.
Muchas empresas, que durante todo el proceso no se habían manifestado en contra, demostraron con el traslado de su sede que preferían salir de Catalunya si ésta no se mantenía dentro de España (y, por tanto, de Europa). Para los que estuvieron involucrados en primera línea, desafiando las reglas de juego establecidas, el resultado, en lugar de la independencia, fue la cárcel o la fuga fuera de España.
En este marco, Federalistas de Izquierdas hizo una propuesta viable, en el contexto de un estado muy descentralizado como el que tenemos, sin un modelo claro de referencia y al que muchos expertos consideren una democracia de corte federal. En un momento en que nadie hablaba de federalismo, realizó una propuesta constructiva, con un argumentario alternativo «desemocionalizando» la situación y exento de crispación.
Durante este tiempo, la Asociación ha mantenido una intensa actividad, ha realizado numerosos actos públicos en todo el mundo y ha facilitado la aparición de una red de asociaciones en toda España a través de la Asociación por una España Federal (AEF) y con la pertenencia a la Unión de Europeístas Federalistas (UEF) presente en la mayor parte de los países europeos. De hecho, FED es también UEF-Catalunya. Hoy en día, se habla de federalismo y se contempla ya como una opción real en nuestra sociedad.
Actualmente, debido al resultado del proceso independentista y al desarrollo de las políticas del gobierno actual para disminuir el grado de polarización y victimización de los líderes independentistas, el proceso se puede dar por terminado. Aunque los promotores nunca han tenido suficiente valentía para reconocerlo ni han pedido perdón por haber mentido a la mitad de la población y haber menospreciado al resto.
Muchos podrían preguntarse si nuestra asociación tiene todavía sentido de existir. La respuesta es sí. Sí, porque nosotros siempre hemos dicho que salíamos a la luz con la mirada larga, somos propositivos sin ir contra nadie. Una democracia federal y social como la que defendemos no sólo no se logra en cuatro días, tampoco hay ninguna garantía de que una vez conseguida se mantenga. Es necesaria una ciudadanía atenta y movilizada de forma permanente.
Vivimos momentos complicados donde las democracias corren riesgo de desvanecerse ante movimientos que promueven eliminar servicios públicos, desregular a los más poderosos y dejar de compensar desigualdades crecientes dentro de la población. En este contexto, la mayor parte de la ciudadanía tiene mucho que perder ante élites extractivas que se enriquecen de un día para otro con el empobrecimiento de la mayoría. Quienes como nosotros queremos mantener las democracias y las queremos hacer más fuertes frente a los movimientos mundiales que quieren liquidarlas, somos más necesarios que nunca.
Según el barómetro de opinión del CEO, correspondiente a la 3a ola de 2024, cuando se pregunta a los catalanes qué les gustaría que sea Catalunya dentro de España, un 6,7% querría que fuera una región de España; un 33,9% que sea una CCAA; un 21,9% un estado dentro de una España federal y por último, un 29,9% preferiría que fuera un estado independiente. Es decir, del 92,4% que contestan, un 67,4% optan por la pertenencia de Cataluña a España, de los que el 60,38% se decantan por un estado descentralizado tipo CCAA o claramente federal.
Por tanto, nuestro balance es muy positivo no sólo en cuanto a los gobiernos de España y Cataluña, proclives a avanzar hacia un estado federal, también en lo que se refiere a los resultados de las encuestas de opinión ciudadana y por la posibilidad de generar sinergias con otras asociaciones del resto de España. Sin embargo, son muchas las amenazas y muy fuertes. Más que nunca, hace falta gente que siga empujando en esta dirección. ¿Federalistas? Más que nunca!