«Nada contribuye más a la despolitización de la ciudadanía que una mala politización. Parecen haber quedado definitivamente atrás aquellos tiempos en los que lo que resultaba objeto de preocupación para muchos era la atonía generalizada, el hecho de que el espacio público fuera un ámbito relativamente plácido, apenas agitado artificialmente por algunas polémicas que no cumplían más función que la de mantener la ficción de que existían profundos antagonismos entre los dos grandes partidos. En todo caso, el aparente ruido no impedía que ambas formaciones alcanzaran acuerdos en lo referido a cuestiones trascendentales que, por su importancia, debían quedar al margen de la confrontación partidista.»
Contra la mala politización (El País, 21 de marzo de 2024)