Espacio Opinión

Últimamente, especialmente después de octubre de 2017, he leído polémicas entre opinadores e incluso he asistido a algún debate en directo sobre si en Cataluña hay fractura social o no. El hecho de que algún actor político (C, s, por ejemplo) haya convertido esta cuestión en bandera de su acción política parlamentaria y mediática dificulta, por no decir imposibilita, llegar a una cierta diagnosis compartida. Pero más allá del nombre, creo que sí podemos afirmar con toda contundencia que en Cataluña ha calado una clara polarización en relación al sentimiento de pertenencia (te sientes solo catalán, catalán y español, o sólo español) y sobre cuál debe ser la relación entre Cataluña y España. Ninguno de los dos bloques que se han ido conformando en Cataluña en relación a esta problemática no son homogéneos: hay muchos grados diversos de adhesión a cada una de las posiciones. Ambos sectores tienen un grupo intransigente, que tira hacia una creciente tensión, hay sectores con fidelidad probada, y otros con un posicionamiento más bien intercambiable, en función de cómo evolucione cada situación en concreto. La existencia de este último sector, desde mi punto de vista, es un elemento positivo que sería necesario que alguien pusiera en valor. Por otra parte, en Cataluña, como sociedad compleja y madura que es, tiene muchos elementos que concitan unos grandes consensos, por encima de esta dinámica de polarización: el europeísmo, el refuerzo del estado del bienestar (hoy más necesario que nunca tras el impacto de la pandemia del Covidien-19), el laicismo, la cultura de paz, el sentido de responsabilidad en la cooperación internacional, aunque la cultura industrial, y muchos otros. Estos son elementos muy positivos, que habría que preservar y potenciar, y que constituyen palancas que nos pueden ayudar a encontrar salidas a la actual situación social. En otro artículo me referiré. Hoy quiero centrarme en los aspectos relacionados con la polarización, de los que mucha gente no es consciente, como si el ejercicio de mirarse en el espejo fuera desconocido.

Hay dos bloques separados, cada vez más alejados entre sí, que no se reconocen mutuamente, que cada uno de ellos considera ilegítimo el otro, que se desprecian, y que cada uno se considera superior al otro. En España (y perdón por la generalización que siempre conlleva una simplificación) lo que llamaremos constitucionalismo es la posición socialmente mayoritaria, y actúa como tal, despreciando y denigrante el independentismo. En Cataluña, por el contrario, el independentismo es culturalmente mayoritario, y ningunea y desprecia a los que no son independentistas. Lo que ninguno de los dos posicionamientos no acepta de ninguna manera es que tienen un raíz básica similar: la falta de respeto a la posición contraria y la consideración del adversario como un enemigo a batir. Y aquí nos acercamos al núcleo principal del problema. Tanto para el conjunto de España como para Cataluña, que son realidades complejas, muy diversas y plurales, desde hace mucho tiempo hemos entrado en la pendiente de construir una identidad política y social en base a la negación del otro, cuando, dada la diversidad de las sociedades de referencia, la española y la catalana, la única vía de solución pasa , desde mi punto de vista, por la consideración de la pluralidad en términos de riqueza y para borrar, por lo tanto, toda vía que nos lleve al odio al otro. Hace poco oí que el actor Ricardo Darín decía en una entrevista que el único sentimiento que no prescribe es el odio y que lo que cuesta más de deshacer (desandar, decía) es el camino hacia el odio. En buena parte se ha impuesto en España el odio a los catalanes, y en Cataluña, el odio a España. En un debate en el que participé en la primavera de 2018 sobre sentimientos y el proceso vivido en Cataluña, una persona del público terminó su intervención con un clamoroso «odio a los españoles». No sé si hay una fractura o no, pero vivimos el riesgo de una fuerte polarización.

Xavier Badia y Cardús

Igualada, 2 de junio de 2020

Artículo original en catalán: https://federalistesdesquerres.org/2020/12/xavier-badia-i-cardus-des-de-la-sinceritat-i-la-preocupacio-fractura-si-o-no-2/