«Hay cosas que siempre son los demás, pero nunca uno mismo. Por ejemplo, fascista. O sectario, o fanático, o intolerante, o cruel o, en general, mala persona. Debe ser por eso por lo que abundan los que se atreven a hacer con extraordinaria ligereza descalificaciones tan globales como “la gente es tonta” o similares: dan por descontado que en ese universo tan tontuno ellos no están incluidos.»
Equivocarse: por libre o por mayoría (Infolibre, 30 de agosto de 2020)