Prever: Ver con anticipación.
Conocer, conjeturar por algunas señales o indicios lo que ha de suceder.
Disponer o preparar medios contra futuras contingencias.
Predecir: Anunciar por revelación, conocimiento fundado, intuición o conjetura algo que ha de suceder.
Estamos en una época de nuestra existencia en la que valoramos más la “predicción” que la “previsión”, trataré de explicarme. Mayoritariamente en los medios de comunicación y en las redes sociales aparecen declaraciones de que es lo que nos va a ocurrir en el futuro. A menudo, por parte de quien las realiza, no existe ninguna responsabilidad ya que nadie es capaz de acertar en sus predicciones lo que no ha ocurrido. No culpamos a los “mayas” de que el mundo no se acabara en los albores del 2000, es más incluso agradecemos que no acertaran. Y a esta capacidad de predecir se le da un valor inconmensurable si acierta, se le denomina “gurú” de la actividad a la que hace referencia su predicción.
Hay que pensar que en el caso de la “actual pandemia” las predicciones abarcan un amplio campo de posibilidades. Desde que el SARS-CoV-19 mute a benignidad a que mute y lo haga a la máxima patogenicidad, es decir que desaparezca por si solo como que nos infecte a todos. No sabemos si al haber estado contagiados nos crea anticuerpos perdurables o solo temporales, no sabemos él porque la tasa de mortalidad es tan distinta en los países afectados, si es por las diferencias genéticas, por las formas de sumar y restar o por la vida social de cada cultura. Desconocemos si vamos a tener vacuna en un espacio de tiempo breve o si las vacunas no van a ser factibles a corto plazo. Por tanto, cualquier predicción puede ser cierta o no pero lo que es seguro es que nadie se va a sentir culpable de fallar en la predicción.
Donde sí habrá que exigir responsabilidades es en la “PREVISIÓN” Y LA PREVISIÓN HAY QUE PREPARARLA CON TIEMPO.
Si analizamos las distintas posibilidades más factibles, seguro que todos deseamos o que el SARS-CoV-19 desaparezca por si solo o que se encuentre una vacuna o tratamiento efectivo.
En el primer caso, no prever que otras pandemias se puedan dar, sería iluso no analizar los fallos en el sistema de respuesta y paliarlos de alguna manera. Pensar en tener equipos de protección para sanitarios y todo el personal de emergencias, equipos básicos de protección para la población y equipos de reanimación respiratoria y si no, la posibilidad de fabricarlos en masa en un breve espacio de tiempo. Esto mismo reza para otros equipamientos sanitarios que se puedan necesitar. La preparación y formación es básica para todo el personal, pensemos que en los primeros días se hicieron muchos errores por no saber utilizar correctamente los equipos.
Hay cosas sencillas de prever, en un estado autonómico lo lógico sería que una serie de puntos básicos estuvieran garantizados por el Estado, el número de UCIS por habitantes tiene que estar fijado en mínimos, el precio pagado por la Autonomía a la medicina privada tiene que estar dentro de unos márgenes, no se entendería que unas autonomías pacten un precio y otras el doble por el mismo servicio. La declaración de defunción por causa pandémica tiene que hacerse con rigor de los datos, por lo que tiene que declararse con el mismo modelo en todas las autonomías en las que exista un traspaso de competencias. No puede ser tan difícil elaborar un “excel” común donde figure nombre, DNI, fecha del fallecimiento, causa probable del deceso, causa comprobada de la muerte y fecha de comunicación.
En el caso de tener una vacuna la previsión pasaría por su distribución y aplicación. En Europa se pueden necesitar más de 300 millones de dosis. Esto requiere resolver todos los problemas logísticos de producción, distribución y aplicación.
Y no va a ser sencillo. ¿A quién se va a vacunar primero? Parecería lógico empezar por los más expuestos, sanitarios, personas mayores de 65 años, fuerzas de seguridad y después al resto de población. Pero ¿cómo vamos a vacunar a 45 millones de personas en este país? Todos querrán ser los primeros pero no el primero, que pasará con los anti-vacunas, como solventaremos las reacciones por alergias o intolerancia a la vacuna que pueden causar dolencias o incluso muerte que es posible que no tenga relación con la vacuna. Las mujeres gestantes tienen una tasa de abortos muy baja en condiciones normales, no obstante siempre habrá algún aborto, si este ocurre después de la vacuna la sospecha recaerá sobre esta acción.
Todos estos hechos y muchos más hay que empezar a tenerlos prepararlos. En el caso de medicamentos antivirales efectivos pasara algo parecido. Por lo que recomiendo que se empiece a PREVER el final.