«El nuevo nacionalpopulismo no es el viejo totalitarismo, pero cree en la democracia casi tan poco como él, y por eso representa una amenaza para todos. Además, la democracia siempre está amenazada, y nunca lo está más que cuando creemos que ya no lo está. O dicho de otro modo: basta dar por hecha la democracia para ponerla en peligro.»
Nacionalpopulismo y democracia (El País, 5 de abril de 2020)