Marcel Vidal se preguntaba (24/4/2020) con razón: ¿qué papel juega la ética en la política sanitaria? Una magnífica cuestión que ampliaría a la política en general, y de paso, a la economía. Tengo entendido que los primeros pensadores en estas disciplinas hacían propuestas éticas. En cambio hoy tenemos Facultades de Ciencias Políticas y Económicas. Quizás será que el concepto ciencia tiene más prestigio que el concepto ética. No obstante, me parece que la política tiene poco de ciencia, y en este esfuerzo por parecer una ciencia quizás nos hayamos dejado la ética por el camino.
FED tiene buenos profesores de politología y de ética que, de vez en cuando, nos ayudan a los más legos. Seguir una conferencia sobre ética no es nada fácil. En cambio, quienes hemos tenido una profesión relacionada con personas, hemos tenido que guiar nuestra actuación buscando hacer el máximo bien y el mínimo mal posible. A esto: ¿le podemos llamar ética? Bien, me conformaría con que los políticos actuaran así.
Me parece que los asesores y entrenadores de los políticos en democracia cada vez parecen guiarse menos por el bien común. Quieren ganar, y no se puede negar que ningún político hace demasiado en la oposición y los partidos se arruinan. Y caso de no ganar, al menos quieren tener un segmento de mercado electoral en exclusiva compuesto de fieles estimulados con pasiones. Esto sin hablar de la necesidad de espectáculo de los medios, a la que los políticos se adaptan para tener presencia.
A buen seguro que me gustaría oír las reflexiones de algunos de los profesores mencionados antes. Pero a un nivel más básico no tendríamos que ningunear el poder de los electores. El lema “por sus hechos los conoceréis” tiene más de dos milenios y creo que sigue vigente. De entrada, desconfiar de los políticos noveles que vienen a redimir la mala o mediocre política de sus predecesores, desconfiar de quienes quieren ser directamente presidente, sin haber demostrado nada en cargos más sencillos. Escuchar las propuestas de los políticos más veteranos y contrastarlas con lo que han hecho anteriormente. Ver los idearios de los partidos, cuando los tienen, y como el comportamiento de los políticos es coherente con el ideario y con los programas.
Es más divertido y emocionante ver la política como un circo romano viendo como los políticos se enfrentan y se descuartizan. Pero haciendo esto, vamos a donde nos quieren llevar. Los políticos y sus asesores pueden disfrutar de victorias electorales inmediatas, mientras la política y el país se degradan y aumentan las opciones de populismos y totalitarismos. Creo que los electores podríamos cambiar la tendencia, aunque es difícil. El pensamiento crítico es aburrido y no se me ocurre como promocionarlo.