«La ciudadanía suele tomar nota de esa dependencia por los gestos sin ningún efecto político y lo suele expresar en las elecciones. En estos casos, la papeleta de voto parece ir acompañada de una declaración implícita de la ciudadanía: «Si ellos quieren ser intrascendentes, yo no quiero que mi voto también lo sea». Aunque no siempre es así y esa es la esperanza de los gesticuladores de la nada.
Llegados a este punto he de reconocerles que soy consciente de que mi razonamiento tiene un ángulo muerto, en el que no se vislumbra nada.
¿Qué sucede cuando una parte de la ciudadanía está convencida de que, en su particular ciudadela social, se mantiene protegida de los vientos huracanados que provocan sus gestos vacuos y se apunta también con su voto al gusto por la gesticulación intrascendente?
Esa es la pregunta que llevo haciéndome desde hace algunos años y para la que aún no tengo respuesta.»
Gesticulación intrascendente (Eldiario.es, 26 de marzo de 2020)