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«Al igual que el cambio climático nos enseña que existen bienes comunes globales que trazan el inevitable camino de la interdependencia, el exótico y amenazante coronavirus nos muestra la otra cara de la moneda: la histeria también se propaga. Las reacciones a la infección han tenido el mismo impacto global que la posverdad, y preferimos dejarnos llevar por la pura emocionalidad antes que por el juicio racional.»

Pandemias (El País, 16 de febrero de 2020)