«La tendencia de los políticos independentistas para depreciar las instituciones catalanas es digna de estudio.
La república fue una ilusión. En todos los sentidos. Mientras las grandes ideologías naufragaban y el neoliberalismo nos individualizaba y nos desprotegía, la idea de la independencia unió y movilizó a cientos de miles de personas en la esperanza de un futuro mejor. Pero también fue un espejismo. Ahora, queda la gestión de los sueños rotos. Y llega la mezquindad. Lo mejor que puede hacer el Gobierno de España es mantener sus filas. Sale con ventaja.»
La devaluación de Torra (El Periódico, 25 de febrero de 2020)