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«La decisión de Iñigo Urkullu de adelantar las elecciones vascas al 5 de abril, para no coincidir con los comicios que convocará Quim Torra, es una manifestación más del aislamiento del independentismo catalán. Ni siquiera el PNV, otrora aliado de Jordi Pujol en el viaje a Ítaca, está dispuesto a dejarse las plumas en una asociación con los antiguos convergentes que hoy consideran tóxica para ocupar el centro del nacionalismo en Euskal Herria.

En el Palau de la Generalitat nadie ha rechistado, probablemente porque nadie fue consultado. Si acaso hubo un discreto y tardío wasap a Gabriel Rufián explicando lo que Urkullu iba a anunciar. Todo ello pone de manifiesto la espléndida soledad de los seguidores de Carles Puigdemont. Espléndida, en el sentido de una soledad ensoberbecida, de quien cree tener la razón, digan lo que digan los enemigos, piensen lo que piensen los amigos. »

La espléndida soledad del independentismo (El Periódico, 11 de febrero de 20209