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«Es así como en nombre de un sentimiento y del amor infinito a la patria se destruye un país. Y son los trabajadores que sufren para costear el alquiler quienes pagarán el pato y el delirio de un gobierno que, de tan atareado como está en descolgar de las paredes del Palau unas pinturas que hablan de España, no encuentra el tiempo que hace falta para gobernar. Un delirio que comparte con esta parte de la sociedad que desfila alegremente, con antorchas en la mano, en noches señaladas, camino de un totalitarismo propio de los tiempos más oscuros de la historia de Europa, si es que no hemos llegado ya.»

A un paso del abismo totalitario (El Triangle, 16 de enero de 2020)