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«Los políticos no son distintos de la sociedad que los elige, sino un fruto y un síntoma de ella. El espectáculo de la sesión de investidura se entiende en una España donde se invoca con demasiada alegría el espectro del 36, y en la que las opciones de regeneración y encuentro han pasado a convertirse en sorpresas reseñables, como en el caso de los discursos de Aitor Esteban y Oskar Matute, nada sospechosos de estar alineados con el Gobierno de PSOE y UP, pero precisamente por ello convirtiendo el contraste con otros grupos en aún más demoledor.

Pero si la peor cara de la sociedad española se vio en los intentos de desgaste de unos cuantos, quedémonos también con la otra cara de la política y del ser humano, la de Aina Vidal, quien convirtió el obstáculo en el camino y cumplió con el compromiso hacia su votantes obligándose a ir a votar a pesar a su grave enfermedad.
A ella, y a quienes comparten su grandeza: gracias.»

El factor humano (El Periódico, 8 de enero de 2019)