«En las acaloradas discusiones de las Cortes, apenas ha aparecido la desvergonzada acumulación de señales de la pobreza que nos aflige: insuficientes bancos de alimentos; aumento de los sin techo; cuatro millones de familias pobres; o cerca de un tercio de niños viviendo esa dramática situación. Tampoco nada sobre las listas de una sanidad con hospitales prestigiosos, pero que se acompaña de una segunda línea de atención claramente insuficiente, con semanas o meses de espera. Y, por descontado, pocas referencias a los problemas habitacionales de los jóvenes en las grandes ciudades, o a los de aquellos no tan jóvenes y en alquiler que afrontan unos duros años como pensionistas. Añadan los que plantean la precariedad laboral, el cambio climático, la integración y las políticas de inmigración, la larga marcha hacia la igualdad de las mujeres o las incipientes escaramuzas para que los mayores sean considerados ciudadanos de pleno derecho.»
De identidades y cohesiones (El Periódico, 7 de enero de 2020)