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«Si algún día la política catalana recupera un sentido razonable, divisaremos algunos destrozos morales. El peor elemento es la desconfianza pero no es menor la insalubridad de algunas franjas de la marea independentista. En la mayoría de las instituciones, desde el Parlamento autonómico a TV3, el velo ha quedado rasgado. El soberanismo ha intentado patrimonializarlo todo, incluso la cultura y la lengua catalanas. Hay algo indecente en ese expolio. En un mundo incentivado genéricamente por los intereses y no por las virtudes, la acumulación de malversaciones va a generar un mayor descrédito de la política.»

Del 3 por ciento a Putin (El País, 4 de diciembre de 2019)