«En tiempos de incertidumbre, quizás sea bueno volver a los clásicos, pero por desgracia, y como ha sucedido antes en nuestra historia, hay demasiada gente interesada en que nada se resuelva porque está en juego su supervivencia política y financiera. Hacen cierta la máxima de que, para orientarnos en esta crisis, la distinción que mejor funciona es entre los del cuanto peor mejor y quienes buscan arreglar las cosas, aunque puedan equivocarse. Fíjense, porque de eso va la cosa.»
Quien no escucha no dialoga (El País, 15 de diciembre de 2019)