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«Buenas, extras, ingentes dosis de aburrimiento político. Este sería el mejor deseo para este 2020. No el hastío de la fatiga y la incomprensión. No el profundo fastidio motivado por la incompetencia y el uso torticero y calculador del poder. No. Tan solo un buen capazo de bostezos provocados por la buena política. Esa que no busca el protagonismo de los fuegos artificiales y las trampas, sino el silente e incansable trabajo de hacer la vida de todos un poco mejor.»

Un 2020 de aburrimiento (El Periódico, 31 de diciembre de 2019)