«Si la emoción cediera su omnipresencia aplastante y, por un tiempo de tregua, se volviera a razonar, la sentencia podría ser materia de debate sobre lo ocurrido en Cataluña, sin tener que ceder previamente en las discrepancias sobre su interpretación. La sentencia contiene muchos elementos para la reflexión. Pero no, desde su publicación los secesionistas no han aportado ni un solo argumento que pudiera cuestionar la necesidad y la oportunidad de la sentencia.
Al rechazar la sentencia por “injusta”, antes incluso de haber sido dictada, solo dejaban una alternativa: la absolución. Y dijeron, sabiendo mejor que nadie que tal pretensión era insostenible, que el único fallo que aceptarían sería éste, como si nada hubiera ocurrido, como si los graves acontecimientos de 2017 no se hubieran producido, como si se hubiera tratado de un legítimo y festivo entretenimiento con algún malentendido que se podía perdonar.»
Mienten sobre la sentencia (Crónica Global. 2 de noviembre de 2019)