«La inmersión es obligada en la escuela pública y concertada. La primera soporta el peso de la inmigración sin los recursos adecuados. La segunda la pagamos entre todos, a pesar de lo cual impone unos recargos que la hacen inaccesible para las rentas bajas, e introduce la tercera lengua sin problemas. Luego, la escuela privada, la mayoría trilingüe o cuatrilingüe. Causa vergüenza e indignación oír defender acaloradamente la inmersión entre políticos y agentes sociales que nunca han llevado a sus hijos a la pública.
Hablemos de igualdad. De inyección económica a la pública y de prohibición de recargos en la concertada. También de escuela trilingüe o cuatrilingüe. Lo que es bueno para los hijos de la élite, lo es para todos.»
Lengua e igualdad (El Periódico, 26 de noviembre de 2019)