ActualidadOpinión

“Hay algo que no funciona en Cataluña. No funciona cuando, en un momento tan delicado como el que atravesamos, nuestros representantes políticos, el propio Govern y los medios públicos de comunicación financiados por toda la ciudadanía intentan imponer un relato que relativiza la violencia o intenta esconderla.

Es una irresponsabilidad que una entidad como la ANC la justifique pero lo es aún más que el president de la Generalitat tarde días y días en condenar los disturbios y luego lo haga con la boca pequeña, añadiendo siempre que los culpables son otros: el Estado o unos supuestos infiltrados que TV3 tampoco ha sido capaz de localizar aunque durante días se ha hecho alusión a ellos. Todos pudimos ver cómo en el programa FAQS del sábado 25 de octubre la presentadora cortaba abruptamente al periodista que, desde el lugar de los disturbios, constataba que los manifestantes no eran italianos ni griegos ni holandeses. Eran jóvenes de aquí, que han crecido con un relato que alimenta la idea que todo aquello que se oponga a la independencia en un enemigo a batir: es fascista, franquista o totalitario. Palabras que han perdido su significado de tanto repetirlas y banalizarlas.”

La banalizaciòn de la violencia (Crónica Global, 2 de noviembre de 2019)