«Las cifras que oculta el debate permanente en torno al procés son alarmantes. En julio supimos que la tasa de riesgo de pobreza en Cataluña se había disparado hasta situarse en máximos históricos: el 21,3% de los catalanes y catalanas se encuentra en riesgo de exclusión social, según la Encuesta de Condiciones de Vida que publica el Idescat. Es el peor dato desde 2004. Los grupos de población más afectados son los mayores de 65 años, los inmigrantes y las mujeres. El 43% de los hogares donde hay un solo adulto a cargo vive bajo el umbral de la pobreza. La inmensa mayoría son familias monomarentales, y no monoparentales, porque son mujeres las que están al frente. Mujeres que trabajan como cuidadoras, camareras, en trabajos precarios en los que enfrentan una gran inestabilidad laboral, que tienen enormes dificultades para conciliar la vida laboral y familiar y que no consiguen acceder a una vivienda digna. Viven con sus hijos e hijas realojadas en habitaciones o en infraviviendas. Las entidades que las atienden describen pisos de 40 metros cuadrados, oscuros, llenos de humedades, donde no existe la calefacción y el termómetro marca menos de 10 grados en invierno.»
Derechos irrenunciables y banderas(Crónica Global, 9 de noviembre de 2019)