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“En mi opinión, la prueba suprema de la desestructuración del independentismo son los abucheos que los CDR volcaron sobre Gabriel Rufián. Nada me parece tan triste, ni tan significativo, como el precio que tuvo que pagar el líder más valiente, capaz de condenar la violencia y acudir después a una concentración. En los barrios obreros de Barcelona no se ha levantado una sola barricada. Solo han ardido las calles en el corazón rico, burgués, de la ciudad. “Rufián, no eres de los nuestros”, le gritaron allí, y es verdad. Los izquierdistas que en el resto de España se han apresurado a ponerse un lazo amarillo deberían meditar sobre qué, y a quiénes, están defendiendo en realidad.”

Estructuras (El País, 21 de octubre de 2019)