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“Habrá que empezar por rechazar la venenosa tesis populista de que la democracia está por encima de las leyes y las mayorías lo pueden todo. En el otoño de 2017, sólo una parte de la izquierda alternativa lo entendió así. La otra, titubeante, entre tímidas reservas y calculadas ambigüedades, se dejó arrastrar a un falso referéndum que sólo sirvió para enmascarar con épica – las cargas policiales en los colegios contribuyeron a ello – la tropelía cometida días antes por los partidos independentistas en el Parlament, precipitando el desastre en el que seguimos inmersos. Muchos debates, balances y elaboraciones como para que se resuelvan en unos días. Hará falta más tiempo. Pero la tarea es insoslayable, si se tiene la ambición de devenir una fuerza de gobierno. De no abordarla con decisión, la izquierda llevará siempre clavada una espina en su corazón. Y no será precisamente la que evocaba Àngel Guimerà en la célebre sardana.”

La santa espina (Blog lluisrabell.com, 8 de septiembre de 2019)