«Una sociedad enfrentada consigo misma no va a ninguna parte. No puede abordar problemas que afectan a todos y requieren la participación de todos, sólo puede generar proyectos para unos pocos. Es una sociedad en la que uno no tiene ganas de vivir, y que ve como se vacía de sus más valiosos elementos, que se van, en silencio, a un lugar donde el aire es más respirable. No hemos llegado a eso, pero quién sabe si no vamos en esa dirección.
No olvidemos que nadie nos condena a vivir así. A estas alturas, no vale echarle la culpa de todo a Madrid, de cuya contribución a la coyuntura actual ya hemos tomado sobrada nota.»
Para vivir mejor (La Vanguardia, 24 de septiembre de 2019)