«La tendencia a la abstracción es uno de los rasgos de la cultura europea y cuando se trata de la rendición de cuentas, esto se convierte a menudo en un mal. La responsabilidad y las soluciones están en las personas y en las instituciones concretas, no en entes indeterminados con características y manifestaciones contradictorias. La culpa no es «de Europa», un concepto tan vacío de significado como de eficacia.
Como corresponsal en Bruselas, yo también titulaba a menudo con el genérico -y de pocos caracteres- «Bruselas» (¿La ciudad? ¿La sede de las instituciones europeas? ¿Y qué hay de Estrasburgo? ¿Y Luxemburgo?), pero la simplificación más habitual va mucho más allá de economizar espacio en un titular de periódico. Utilizar generalidades es una táctica habitual de políticos o activistas demagogos, que recurren a lugares comunes o grandes conspiraciones sobre los valores en un sentido o en otro. Lo que tiene impacto y se puede cambiar son leyes, normas y decisiones específicas y para eso hay que identificar a las personas e instituciones que pueden hacerlo. La vida siempre es lo concreto.»
El bloqueo del Open Arms; la culpa no es de «Europa» (El Diario, 24 de agosto de 2019)