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«Yo viví en primera persona la manifestación de la plaza Sant Jaume y lo que sucedió allí no tiene nada que ver con la democracia a la que apelan constantemente las fuerzas independentistas paseando letras gigantes por las calles. Desde la mañana, grupos de manifestantes cubiertos de símbolos ocuparon la plaza para evitar que las personas que querían celebrar el pacto pudieran acceder. Cualquier rostro no independentista conocido que identificaban eran insultado y obligado a desistir en el empeño de encontrar un lugar en la plaza. Los que conseguimos quedarnos, arrinconados en una esquina, éramos constantemente insultados por el simple hecho que no llevábamos símbolos encima, algo que nos identificaba como enemigos.»

Respuesta de país (Crónica Global, 29 de junio de 2019)