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La autora reflexiona sobre el gran peso de las emociones en juego en el actual conflicto político en
Cataluña, recurriendo tanto a conceptos freudianos (la formación y características de las masas
psicológicas), como a los de Vamik Volkan (conflictos de identidad entre grupos grandes). Trata de
aclarar el sentido de una bipolaridad característica de la sociedad catalana, caracterizada por la
alternancia de seny y rauxa, y plantea qué podríamos hacer, tanto a nivel individual como colectivo,
para recuperar e incentivar las emociones básicas para la convivencia.

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