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«A pesar de ser constantemente insultado y menospreciado por el campo secesionista, se ha cuidado bastante de no entrar a según qué trapos y no practicar el discurso de la exclusión. Ha defendido el diálogo, ha mantenido, siempre que ha podido, puentes abiertos y reclamó tolerancia y civilidad a unos oponentes que no han sido muy cuidadosos con los medios empleados, en nombre de fines supremos bastante discutibles. En todo caso, siempre ha abonado que había que buscar una solución política para el actual conflicto catalán, incluso acreditando públicamente medidas de gracia que ponían la cara agria a sus propios correligionarios. La posibilidad de que fuera presidente del Senado parecía un gesto interesante por parte de la nueva mayoría gubernamental salida de las elecciones, indicativa hacia una conversión de esta Cámara en territorial y abriendo cambios en pro de un modelo federal para España. Impedirlo resulta una clara muestra sobre cuál es la estrategia política real del independentismo: únicamente mantener una situación de confrontación.»

El ‘caso Iceta’ o cómo no existe independentismo moderado (Crónica Global, 24 de mayo de 2019)