«Pero detengámonos un momento en el significado atribuible en política al dichoso farol. Un farol es una jugada falsa (María Moliner) para desorientar al contrario y ganar. Los dirigentes secesionistas, los del banquillo, los huidos y los que no están ni en un sitio ni en el otro querían (y siguen queriendo) ganar, si no, además de tahúres, serían unos estúpidos –seguramente ahora a los enjuiciados les convendría pasar por estúpidos ante los magistrados, la estupidez no es delito en el código penal–. Perdieron porque el Estado democrático y su Estado de Derecho tenían infinitamente mejor juego. Jugaron, pues, y perdieron. Las deudas de juego se pagan. Si hubiesen ganado, hoy uno sería presidente de la república (¿quién, Puigdemont o Junqueras?), y los otros, primer ministro, ministro de asuntos exteriores, ministra de educación…»
Mentiras autodeterminadas (Crónica Global, 9 de marzo de 2019)