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«La fiesta acabó. Consiguió ilusionar a cientos de miles de personas en tiempos difíciles. Los balcones lucían un sueño de ‘estelades’, y los políticos decían que era posible. Aseguraban que la materialización de aquel anhelo sería un reflejo de las diadas festivas y multitudinarias. Pero el sueño se fue poniendo feo. El juicio progresa. El delito por rebelión se diluye, no hubo alzamiento ni violencia explícita, pero el escenario tiene algo de paisaje después de una batalla. Desolación ante tanta torpeza, ante tanta insensatez.»

Fin de fiesta (El Periódico, 24 de marzo de 2019)