«Aferrados a un relato salvador, negando cualquier posibilidad a otra visión de los hechos que no sea la dogmática, Catalunya se empequeñece. Y no únicamente porque esté fragmentada. Hay demasiados signos de la enfermedad del ensimismamiento. Desde una adulación extrema e inmerecida a unos líderes que, como mínimo, pecaron de irresponsables (ahí están, encabezando las listas electorales) al desprecio sistemático de los grises, quizá por temor a que revelen el riesgo, la pobreza y la intransigencia del blanco y negro. Se han elevado expresiones hueras de sentido al altar de los dogmas. Y se ha perdido toda la vergüenza a lapidar a personas como Castellví desde las atalayas públicas. Enfermamos. Y quizá ni nos damos cuenta.»
Enfermamos (El Periódico, 10 de marzo de 2019)