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«Pero la Historia siguió su curso y, a la vista de la España de hoy, no podemos asegurar que el coraje de aquellos combatientes republicanos no consiguiera a largo plazo sus objetivos. Ochenta años después de aquel desastre, la democracia y la libertad por la que aquellos fugitivos habían luchado se ha asentado en nuestro país. El fascismo y el totalitarismo que inspiraron a los vencedores de entonces, pronto quedó derrotado en Europa, y tardíamente, tras la muerte de Franco, en España. Y aunque ahora, en estos últimos años, se hayan producido retrocesos en la calidad de nuestra democracia, y aunque perduren sectores de la sociedad española, residuales pero ruidosos, que se resisten a condenar el franquismo, a eliminar todo reconocimiento y homenaje a sus protagonistas, a retirar sus símbolos y dar una justa satisfacción a las demandas de las víctimas, de ese combate también saldrá victoriosa la democracia. Aunque con rémoras, esa victoria ya está ocurriendo.»

¿A veces el coraje no tiene recompensa? (El País, 28 de febrero de 2019)