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“Cínicos o inconscientes, ambos bloques trabajan para forzar la consolidación de dos comunidades netamente diferenciadas. Cierto: todavía no se ha producido la fractura que los medios de comunicación y determinados partidos españoles proclaman. Pero, ¡cuidado!, la tensión identitaria suscita una lógica que, proyectada en el tiempo, desemboca en un horizonte antipático y desdichado: paso a paso avanzamos hacia un irreconciliable conflicto interior. Un conflicto que, en el mejor de los casos, cristalizará a la belga, y, en el peor, a la norirlandesa.”

Se vislumbra en la niebla (La Vanguardia, 21 de enero de 2019)