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«El feminismo que se opone a aceptar la prostitución como un trabajo cree que ninguna mujer nace para ser puta y que es una obligación de la sociedad garantizar el derecho que tienen todas las mujeres a no ser prostituidas.

Si dejamos en manos del mercado cuestiones como la compra y venta de órganos o la esclavitud, siempre encontraremos personas dispuestas a someterse para sobrevivir. Sucede lo mismo con la prostitución.»

Mercados repugnantes y prostitución (El País, 21 de diciembre de 2018)