«Va a ser una competición constante por demostrar que la injusticia, la arbitrariedad y la incompetencia están tan íntimamente asociadas al Estado español que resulta ingenuo confiar en que sea reformable. En esas brasas deberá prender la sentencia. Pero hasta que los jueces dicten su veredicto van a transcurrir bastantes meses, quizá cerca de un año. Y, mientras, el Govern debe llenar de contenido su agenda.»
Entre la excepcionalidad y el día a día (La Vanguardia, 11 de noviembre de 2018)