ActualidadOpinión

“Pronto no habrá una intervención en ninguna cámara estatal o autonómica en la que no se sacuda al adversario con una acusación de fascista, golpista o antidemócrata. Tanta dinamita retórica ha acabado por explotarles en las narices. La banalización conceptual de términos de profunda gravedad que exigen una utilización comedida y sobre todo justificada ofende al sentido de la responsabilidad que se les supone a los padres de la patria y, lo peor, ayuda a la creación de una atmósfera política irrespirable incluso fuera de los hemiciclos.”

El “showtime” parlamentario (Crónica Global, 22 de noviembre de 2018)