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«Compartían los viejos nacionalismos, gestados al calor del romanticismo, la idea de patria y el afecto desbordante por ella, hasta el punto de entregarle su vida si hiciera falta. Todos ellos también tenían en común un mito fundacional, a cuál más disparatado. Cuanto más antiguo y estrafalario, más valioso. Y otro tanto ocurría con las banderas, cuyos colores se correspondían con lo más granado de las hazañas privativas de cada cual. Las esencias identitarias, tan à la mode gracias a aportaciones como las del actual presidente de la Generalitat, Quim Torra, han sido desde siempre otro de los ingredientes imprescindibles del nacionalismo. El espíritu de campanario, tradicionalista, localista y cerrado, también es patrimonio común de los viejos nacionalismos. Y así sucesivamente.»

Nacionalismo en común (El Triangle, 31 de octubre de 2018)