«Podemos seguir manifestándonos, discutiendo, lanzando y retirando ultimátums o invocando un derecho a la autodeterminación que nadie reconoce. Pero, hasta que la prometida república cristalice y sane todos nuestros males, no estaría de más que quien debe hacerlo se pusiera manos a la obra y empezase a gobernar»
Y gobernar, ¿para cuándo? (El Periódico, 6 de octubre de 2018)