«Los promotores de la iniciativa, que arrancó en verano a partir de un primer paso del catedrático de Derecho Constitucional Alberto López Basaguren, han trasladado un texto de 15 puntos a miembros destacados de la sociedad civil a fin de promover una «cultura federal» basada en un amplio marco competencial, la corresponsabilidad y «la lealtad» que conjure el peligro de ruptura de Euskadi con el Estado y también las pulsiones recentralizadoras. El ‘manifiesto de los 100’, definido así a vuela pluma por uno de los impulsores y al que ha tenido acceso este periódico, ha superado ya esa cifra de adhesiones y se pondrá de largo el 25 de octubre, aniversario de la aprobación del Estatuto de Gernika.»
https://www.diariovasco.com/politica/manifiesto-alienta-federalismo-20180928003232-ntvo.html
MANIFIESTO
1. Quienes firmamos este manifiesto queremos apoyar la reforma federal del Estado como
expresión de nuestra defensa del autogobierno vasco, de nuestro compromiso con una España más
equitativa y solidaria y con una Europa social y políticamente más cohesionada.
2. Proponemos la construcción colectiva de una alternativa federal como la mejor forma de articular
el poder político en esos tres ámbitos. El proyecto federal es, por encima de todo, una profunda expresión
de los ideales democráticos, su mejor realización, especialmente en sociedades en las que conviven
identidades y sentimientos de pertenencia diversos. Es garantía de paz política porque pretende la
libertad que armoniza de forma respetuosa lo propio y lo ajeno, lo singular y lo colectivo; paz que se pone
en riesgo cuando se opta por exacerbar los sentimientos patrióticos.
3. La salud y robustez de nuestra democracia resulta indisociable de la existencia de una sólida
estructura de autogobiernos territoriales. Y a la inversa, sin que pueda imaginarse una sin otra. Por ello,
consideramos graves tanto la pretensión de una creciente centralización del Estado como los intentos de
ruptura del mismo porque ponen en riesgo la estabilidad democrática.
4. El proyecto federal requiere ser alimentado permanentemente por una ‘cultura’ federal. Exige la
asunción de un sentimiento compartido de responsabilidad; que cada persona se sienta responsable de
los intereses de las demás y del conjunto de la sociedad. El espíritu federal requiere reconocer lo que
tenemos en común y querer preservarlo, defender la voluntad de estar juntos, porque así estamos y
estaremos mejor. Este es también el espíritu de la integración europea. Hemos avanzado mucho en la
construcción de esa ‘cultura’ federal, pero es mucho, todavía, lo que nos queda por recorrer en una tarea
colectiva.
5. Propugnamos un autogobierno amplio y profundo, fundamentado en la lealtad recíproca. Que se
asiente sobre la equidad en la relación entre los distintos territorios y en la equilibrada articulación del
conjunto del sistema. Que tenga como fundamento la solidaridad y cuyo complemento sea la
responsabilidad en la gestión de los recursos que cada comunidad recibe.
6. El Estatuto de Autonomía, en el marco de la Constitución de 1978, dota al País Vasco de un
autogobierno que, por primera vez, merece tal calificativo. Esta Constitución ha establecido un sistema de
autonomías territoriales sólido y duradero, asimilable al de los países federales de más larga tradición en
el mundo democrático, lo que demuestra la importancia de la actual experiencia de autogobierno.
7. Todo sistema político necesita ajustes periódicos. El reconocimiento del enorme logro histórico
que supone el actual autogobierno no puede hacernos ignorar los problemas en su funcionamiento. La
importancia de lo logrado hasta ahora no debe ser motivo de autosatisfacción paralizante. Por ello,
consideramos indispensable la reforma constitucional. Hay que afrontar los problemas y tratar de darles
la mejor solución. Negarse a ello pondrá en riesgo la estabilidad y la salud del sistema en su conjunto.
8. En su configuración actual, la Constitución no puede garantizar el funcionamiento adecuado del
sistema autonómico porque carece de los elementos necesarios para su buen gobierno (estructura y
método eficaz de relaciones intergubernamentales, adecuada delimitación de las competencias
respectivas o principios claros y efectivos para la distribución de recursos financieros, entre otros).
Elementos que en las federaciones más sólidas se han demostrado esenciales para garantizar la
estabilidad y la paz política.
9. Por otra parte, la Constitución contiene elementos extraños a los sistemas federales que resultan
contraproducentes y fuente de importantes problemas. Muy destacadamente, la ambigüedad en la
distribución de competencias en los estatutos de autonomía –que provoca, entre otros, el interminable
conflicto sobre las transferencias- y la reserva al Estado de la determinación de “lo básico” como columna
vertebral de la distribución del poder, que deja en sus manos la determinación en cada momento de
hasta dónde llega su capacidad de intervención. El resultado es un nivel de conflictividad sin parangón en
ningún otro sistema federal, provocando fuertes tensiones políticas y propiciando la descalificación del
sistema por quienes alientan la ruptura.
10. Para que sea exitosa, la reforma debe aprender de las mejores experiencias. No es una cuestión
nominal. Lo que importa no es cómo se defina el sistema de autonomías territoriales o cómo lo llamemos,
sino su fundamento político, las técnicas que incorpore y las experiencias en que se inspire. El mejor
referente lo constituyen los países federales políticamente cercanos, como Alemania, Suiza, Canadá o
Austria. Cada uno con sus peculiaridades garantizan la estabilidad, combinando adecuadamente
integración y reconocimiento de la diversidad.
11. Pero cada país tiene sus peculiaridades, su propia idiosincrasia, a las que la Constitución debe dar
adecuada respuesta. En nuestro caso, es ineludible el reconocimiento de peculiaridades y especificidades,
de ‘asimetrías’, que también tienen acogida en sistemas federales clásicos. Sistema federal no es
sinónimo de uniformidad absoluta. Pero las singularidades deben tener sólido fundamento y no pueden
afectar a la coherencia del conjunto del sistema ni a la equidad en el trato a las distintas comunidades que
lo integran, porque, de lo contrario, se convierten en fuente de inestabilidad.
12. La reforma de los elementos esenciales del autogobierno territorial, la resolución de sus más
importantes problemas de forma eficaz, exige la reforma de la Constitución. Es una condición previa y
necesaria para una más idónea configuración del autogobierno del País Vasco, garantizando, al tiempo, la
estabilidad del sistema político español en su conjunto, la salud democrática y el reconocimiento de
nuestra personalidad. Pretender hacerlo a través de la reforma del Estatuto de Autonomía, al margen o
en lugar de aquella, es una vía de corto recorrido que malgastaría infructuosamente energías políticas y
generaría frustración en la sociedad vasca.
13. Quienes firmamos este manifiesto no queremos que la sociedad vasca se vea embarcada en
procesos y objetivos inviables abocados al fracaso, ni malgastar inútilmente nuestras energías en salidas
que generan su fractura interna, polarizándonos en dos partes enfrentadas de forma irreconciliable y
situándonos políticamente al borde del abismo. A nuestro juicio, las propuestas de ruptura no son –no
pueden ser- la mejor vía de defensa de los intereses de la sociedad vasca.
14. Una reforma constitucional en este sentido federal y la consiguiente reforma del autogobierno en
línea con lo expresado anteriormente contarían con un importante respaldo de la sociedad vasca, según
confirman todas las prospecciones sociológicas que periódicamente se realizan en nuestro país. Por el
contrario, las alternativas de confrontación o ruptura son las que obtienen un respaldo
considerablemente más débil. La estructura federal es el espacio más favorable para el encuentro de
quienes integramos la sociedad vasca –sea cual sea nuestro sentimiento nacional de pertenencia- en la
tarea de construir juntos el futuro de nuestro país.
15. Nuestro planteamiento se complementa con la idea de una Europa crecientemente federal.
Ganamos más compartiendo más. Las dificultades en el desarrollo del proceso de integración europea
hacen más imperioso su impulso. Sin él no será sostenible el tipo de sociedad que ha caracterizado a
Europa en los últimos setenta años. El objetivo de una Europa federal exige asumir los procesos de
integración de los estados que ya se han realizado en la historia, para mejorarlos y no para destruirlos. Es
en esa Europa crecientemente federal en la que la España federal encontrará mayor coherencia y mejor
desarrollo.