«Ocurrió poco después de las elecciones de diciembre de 2017. En una comunicación virtual desde Bruselas, Carles Puigdemont dejó entrever su pensamiento político. Dijo entonces, tras la victoria en escaños del independentismo, que España tenía un “pollo de cojones”. Reveló de esta manera que, más que la posibilidad de materializar la independencia o mejorar el autogobierno de Cataluña, su proyecto político consistía en montar pollos. Y así ordenó al vicario Torra —en acertada expresión de Jordi Ibáñez— que continuara liando pollos.»
Apuntes para una teoría del pollo. (El País, 29 de agosto de 2018)